El cáncer en si es una desgracia, de eso no cabe duda, pero si pasa, cuando pasa, trae muchas cosas buenas, entre ellas la de nuevos días al año que tienes para celebrar. Yo principalmente celebro dos, el día de la operación y el fin de la quimio, ya que los dos días marcaron el fin de algo que me mataba… tanto de miedo como en el sentido literal de la palabra.
Y hoy es uno de esos días, hoy hace 2 años del día que me pusieron el último chute de quimio y probablemente del día más esperado de mi vida, y lo menciono porque, para mí, desde entonces se convirtió en un nuevo día para celebrar… 10 DE AGOSTO. No quiero olvidarlo nunca, porque cada 10 de agosto me despierto con ilusión y con la misma fantasía que sentí ese 10 de agosto cuando todo acababa, y es algo que me encanta. No sé cómo explicarlo, pero puedo decir que genera en mí una sensación de felicidad plena.
Al margen de eso, me lleva también a la reflexión, pienso en cómo fue todo y revivo muchos momentos de esa etapa, lo cual me ayuda a poner los pies en el suelo y a hacer balance de la vida. Y lo cierto es que, a pesar de que también revivo cosas feas, siempre me quedo con la suerte del presente, con lo bien que estoy ahora y con lo afortunada que fui.
El otro día leí una frase de Benjamín Prado que me gustó mucho, porque creo que resume muy bien, y es capaz de poner en palabras, lo que yo he aprendido en estos años:
"Sobrevivir es irse haciendo del tamaño de las circunstancias"
Creo que, sin saberlo, así intenté hacerlo yo durante el proceso del cáncer, intentaba ir haciéndome tan grande como el problema en el que estaba metida, y ahora, cuando echo la vista atrás y analizo cómo fue todo, pienso que esa es la clave de la vida.
Bueno, no sé si de la vida, igual eso es mucho decir, pero si al menos de la felicidad. Creo que adaptarnos a lo que nos toca, poner lo mejor de nosotros, sacar las fuerzas que la situación requiere en cada momento, y luego intentar aprender de ello y valorar las cosas una vez pasado el bache, puede ayudarnos mucho a aumentar, o al menos a mantener, nuestros niveles de felicidad. Y, estaremos todos de acuerdo, en que lo más importante de la vida es conseguir que la felicidad sea la principal protagonista.
Pero el cáncer no hace milagros, y admito que una vez vuelves a la vida normal, bonita y acomodada en muchos casos, es difícil tener esto presente, es difícil acordarse de lo que uno vivió y de lo importante que es el simple hecho de estar bien, de estar sano, fuerte… y de ser totalmente independiente. Vuelves a caer en el maldito error de dar todo por hecho.
Pero, realmente, lo que más pena me da es lo difícil que es mantener ese nivel de euforia por la vida que se tiene al principio cuando todo pasa. Pero es que vuelves a la normalidad y lo pasado muchas veces queda tan atrás que es difícil de tener presente. Hay veces en las que cuesta no olvidar cómo estuviste, lo mucho que sufriste y lo duro que fue. Supongo que irá unido a esa capacidad de protección que tenemos las personas, a través de la cual borramos todas las cosas malas… Pero lo cierto es que hay cosas malas que es mejor no olvidar y dejar que nos ayuden a seguir creciendo.
Por eso, días como hoy me gustan, porque nuevamente me traen la euforia por la vida y vuelven a cargarme las pilas, espero que, hasta el siguiente día en el que por este motivo me toque de nuevo celebrar.
Si queréis poneros en contacto conmigo o puedo ayudaros en algo no dudéis en escribirme a tetaputablog@gmail.com